jueves, 29 de julio de 2010

Pokémon

Hoy vamos a hacer retrospectiva , y voy a comentar cuál es mi opinión sobre el fenómeno Pokémon, al menos a nivel videojueguil. Me remonto a principios de milenio, cuando surgió todo la vorágine Pokemonera, y me centraré sobre todo en esa época, ya que etapas posteriores de la saga me han pillado quizá demasiado crecidito.

¿Y por qué hablar de Pokémon ahora? Muy sencillo. Hace un par de días, entré en una tienda de segunda mano de por aquí, y ví una Game Boy (la tocha de toda la vida), y a su lado, dos juegos, el Pokémon Oro y Plata. Yo fui un chaval que se quedó en el Rojo, y nunca llegó a tener un Pokémon posterior a la primera generación, por lo que me parecía idónea la oportunidad de resacirme, y compré tanto la GB como ambos juegos. Me quedé con el Plata, y regalé la GB y el Oro a mi novia, por motivos que no vienen al caso.

El asunto es que al arrancar por primera vez el juego, a pesar de que yo nunca había jugado al Plata, me sentí como en casa, y me recorrieron de repente toda una vorágine de imágenes, momentos y recuerdos de mis tiernos 11 añitos, cuando me impactó de lleno. Hoy en día, y a pesar de mi no demasiado avanzada edad (21 años), quizá me pase un poco de factura la nostalgia, pero no puedo recordar más que cosas buenas de Pokémon en su día.

¿Y por qué, cabe preguntar? Pues porque aparte de que los juegos rallaran todos a muy buen nivel (más sobre esto luego), y que la serie a pesar de no ser nada del otro mundo fuera entretenida, yo creo que se consiguió un sentimiento de cohesión y unión entre nosotros, los chavales y chavalas de aquella época, ya que gran parte de la juventud de esa edad estábamos enganchados, y Pokémon nos brindaba un tema perfecto para comentar con niños y niñas que no conocías de nada, lo cual, para un chaval tan tímido como era yo, era impagable. Además, bajo mi humilde punto de vista, Pokémon introdujo a muchas niñas en el mundo videojueguil, y consiguió aunque fuera en pequeña parte, eliminar ese halo machista que abundaba en los videojuegos, y que afortunadamente cada vez se da menos.

Y yo creo que una buena parte de este hecho se debe, al menos lo que yo recuerdo, al hecho de poder clonar Pokémon entre gente. Lo que fue claramente un error de programación de Pokémon, se convirtió en todo un ritual, y un buen método para conocer niños. Yo de hecho siempre solía conseguir los grandes como Mew (el cual nunca llegué a saber cómo se conseguía, hasta hace pocos meses), varios Mewtwos, Dragonites, etc. por clonación, con gente que yo no conocía de nada. La clonación eliminaba precisamente el mayor problema que surgía: Si cambiabas un Pokémon, te quedabas sin él. Evidentemente, éramos niños, pero no tontos, y por supuesto no ibas a cambiarle tu preciada bestia con alguien desconocido.

Todo esto no hubiera sido posible si los juegos hubieran sido malos. Pokémon Rojo y Azul eran pequeñas joyas. Era el juego RPG, para gente que no jugaba a RPGs (como yo), o gente que directamente desconocía el género. Eran juegos accesibles, pero largos, ciertamente complejos, y sobre todo, tremendamente adictivos. Quizá el aspecto gráfico fuera malo (aunque siendo una Game Boy, qué se podía esperar), quizá gente como yo anhelaba el hecho de que cada Pokémon pudiera decir su propia voz (algo que se consiguió en el Amarillo con Pikachu, pero sólo con él), y quizá tuviera algunos puntos mosqueantes, como el continuo encuentro con Pokémon salvajes y entrenador en busca de bronca, pero aún así, fue un juego que jugamos hasta la extenuación. Además, yo, que nunca tuve una Game Boy Color, siempre agradecí el hecho de que los primeros fueran compatibles con Game Boy, aunque más tarde descubriría que más que una decisión de Nintendo, fue porque el juego tardó 4 años en hacerse, y no podían modificarlo para que saliera en GBC.

Pues bien, teniendo en cuenta que han pasado muchos años, me dispuse ayer a probar el Plata a ver si me parecía ya una reliquia infantil, o en cambio si seguía siendo jugable. Pasada casi una hora de juego, puedo comentar, que si bien el juego ha envejecido (aunque bien es cierto que los Pokémon más nuevos de NDS no es que sean radicalmente distintos), sigue siendo perfectamente disfrutable, no es especialmente infantil (esto ya me lo parecía a los 11 años), y en definitiva, no sólo me sirvió como medio para ponerme nostálgico, sino que me divirtió,y de hecho voy a seguir jugándolo.

Mi conclusión, si algún día véis tirados de precio alguno de estos Pokémon (ambos me costaron 5 €), o si en cambio todavía conserváis alguno en casa, dadles un tiento, que no os arrepentiréis, y os hará tener una sonrisa en la boca.


¡Házte con todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario